Hancock es una película de Peter Berg, estelarizada por Will Smith, Charlize Theron, Jason Bateman y Eddie Marsan.
“Hancock no es un héroe típico”, dice Will Smith, la nueva cinta de comedia y acción de Columbia Pictures.
Smith asegura que lo que le atrajo de esta cinta fue la oportunidad de poder llevar una historia original y única a la pantalla grande – Hancock, un película de superhéroes que consigue expandir las fronteras de este género mediante el énfasis puesto en la emoción humana.
“Se suele creer que las películas ‘de verano’ son de acción y que las ‘de otoño’ son mucho más profundas”, dice. “Bien, ¿pues qué ocurre cuando mezclas una historia poderosa y dramática, poblada de personajes profundos, con todo el escándalo y el impacto visual de una película de acción? ¿Por qué no fusionar todos estos elementos y obtener lo mejor de ambos mundos?”
Hay héroes, hay superhéroes y también está Hancock (Will Smith). Un gran poder implica una gran responsabilidad –todo mundo lo sabe– es decir, todo mundo menos Hancock.
Contrariado, sarcástico, problemático e incomprendido, puede que su heroísmo bien intencionado cumpla con las expectativas e incluso salve unas cuantas vidas, pero el daño que deja como secuela no hace sino dejar a la gente boquiabierta.
El público está harto –independientemente de la gratitud que supone contar con un héroe local, los buenos ciudadanos de Los Angeles han comenzado a preguntarse qué han hecho para merecer a este tipo.
A Hancock no le importaba lo que la gente pudiera pensar – hasta que un buen día salva la vida de Ray Embrey (Jason Bateman), un ejecutivo de relaciones pública, y así el impopular superhéroe comienza a caer en la cuenta de que, después de todo, él también puede ser una persona sumamente vulnerable.
“Hancock no es un héroe típico”, dice Will Smith, la nueva cinta de comedia y acción de Columbia Pictures.
Smith asegura que lo que le atrajo de esta cinta fue la oportunidad de poder llevar una historia original y única a la pantalla grande – Hancock, un película de superhéroes que consigue expandir las fronteras de este género mediante el énfasis puesto en la emoción humana.
“Se suele creer que las películas ‘de verano’ son de acción y que las ‘de otoño’ son mucho más profundas”, dice. “Bien, ¿pues qué ocurre cuando mezclas una historia poderosa y dramática, poblada de personajes profundos, con todo el escándalo y el impacto visual de una película de acción? ¿Por qué no fusionar todos estos elementos y obtener lo mejor de ambos mundos?”
Hay héroes, hay superhéroes y también está Hancock (Will Smith). Un gran poder implica una gran responsabilidad –todo mundo lo sabe– es decir, todo mundo menos Hancock.
Contrariado, sarcástico, problemático e incomprendido, puede que su heroísmo bien intencionado cumpla con las expectativas e incluso salve unas cuantas vidas, pero el daño que deja como secuela no hace sino dejar a la gente boquiabierta.
El público está harto –independientemente de la gratitud que supone contar con un héroe local, los buenos ciudadanos de Los Angeles han comenzado a preguntarse qué han hecho para merecer a este tipo.
A Hancock no le importaba lo que la gente pudiera pensar – hasta que un buen día salva la vida de Ray Embrey (Jason Bateman), un ejecutivo de relaciones pública, y así el impopular superhéroe comienza a caer en la cuenta de que, después de todo, él también puede ser una persona sumamente vulnerable.
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