Marialejandra Martín se deja llevar por las pasiones en La Trepadora

Marialejandra Martín está de regreso en la pantalla chica para meterse en la piel de Adelaida Guanipa, personaje que interpreta en "La Trepadora", telenovela de RCTV Internacional que versiona, con un destacado elenco, la historia escrita en 1925 por Rómulo Gallegos.

"Me siento muy complacida de volver a la pantalla con una historia de Gallegos, uno de los novelistas más importantes de la literatura venezolana del siglo XX. Esta es una historia que se centra en la conquista del poder, la ambición, las pasiones", confiesa esta destacada actriz sobre la trama en la que comparte roles con Aroldo Betancourt, María Cristina Lozada y Norkys Batista.

-¿Quién es Adelaida Guanipa?

-Adelaida es la esposa de Hilario Guanipa (Aroldo Betancourt), es la mamá de Victoria (Norkys Batista) e hija de Carmencita (María Cristina Lozada). Es una mujer extraordinariamente apasionada, pero con demasiada educación y clase como para permitir que esas pasiones salgan a la luz pública. Ella es lo que se llama una persona de "buenas maneras". Su padre era un hombre suave de trato y muy amoroso con ella, la trataba como a una de esas bailarinas de las cajas de música y Adelaida heredó esa suavidad, así como la ética y principios inquebrantables de su padre.

Su madre, Carmencita, también es muy buena, pero demasiado diferente a ella; es una de esas personas coloridas, que ríen duro y transmiten seguridad y de alguna manera, Adelaida, de niña, fue un poco arropada por la avasallante personalidad de su madre pero se la llevan bien. Yo diría que, de los afectos más cercanos a Adelaida, su madre es con quien logra relacionarse mejor. Su historia ronda sus afectos más cercanos y en este punto Adelaida tiene un problema, porque con las personas que más ama en la vida, que son su esposo y su hija, no es fácil lidiar.

-¿Con qué debe lidiar que no es tan fácil?

- Ella es muy diferente a su esposo Hilario y a su hija, que es el clon del padre y aunque son personas a las que ama sin condición, le cuesta llevar esa relación. En su casa vive ese mundo y afuera la cosa funciona distinto porque no hay quien no la respete y admire. Ella es una mujer inteligente, que sabe tratar a las personas, y no necesita levantar la voz, o humillar para lograr ese respeto, y allí esta una de sus fortalezas: Nunca pierde los papeles. En el fondo, su marido también la respeta, y mucho, aunque poco se lo demuestre.

-Más de dos décadas de carrera, transitando entre la televisión, el teatro y el cine. A estas alturas ¿es mayor la exigencia al escoger un personaje?

-Algunos lo llaman exigencia, y a lo mejor así se llama, pero yo lo veo más como que ahora hago –o al menos lo intento- lo que realmente quiero hacer. ¿A lo mejor soy exigente en mis gustos? Puede ser. No me divierte hacer cosas que me parezcan poco inteligentes o vacías, no me gusta hacer personajes que no sean oportunos, tienen que mover al espectador de alguna manera y tiene que tener un sentido hacerlos. Y yo no le veo sentido a montarse en un escenario a representar momentos aburridos e insustanciales de la vida, porque hacer teatro es una delicia, pero una delicia que amerita sacrificio, porque, además de todo el esfuerzo físico y emocional que representa tratar de entender y dar vida a un papel, también estás sacrificando tus fines de semana, trabajando en horarios donde la gente descansa, o pasea, o rumbea. Y, de paso, no ganas dinero. Si no hay el amor al arte y al teatro, ¿qué sentido tiene?

- ¿Qué hace que un personaje se interesante para ti: la historia, el autor?

-Yo creo que el actor no busca; es el personaje, la historia o el escritor quien te atrapa. La intuición es fundamental, y las primeras imágenes que te vienen cuando lees un guión. Para mí es algo que es más visceral que cerebral.

-Eres una de las actrices más queridas y respetadas de la pantalla chica. También te has paseado con éxito en las tablas y la pantalla grande. ¿En cuál de ellos te sientes más a gusto?

-El teatro, el cine y la tele son tres amantes que conviven sin problema, ninguno me cela. De viejita me veo haciendo teatro probablemente termine casándome con él.

-Además del personaje en "La Trepadora" ¿qué otros proyectos te ocupan en este momento?

-Orlando Arocha, Ricardo Nortier y yo tenemos dos años detrás de "Decadence, La Vie en Rose", y ahora por fin volvimos a montarnos sobre "esa bestia, caliente, palpitante y sudorosa", como dice Helen, uno de los personajes que interpreto en la obra. Steven Berkoff es un 'hombre-teatro': Actor, dramaturgo, director, y absolutamente implacable con la hipocresía y la censura. El es un hombre que busca la verdad, que es capaz de poner a sus personajes a decir lo que nadie se atreve siquiera a pensar y no quieren atreverse a pensarlo, pero lo piensan. Y Berkoff quiere HONESTIDAD. Yo amo a ese autor y a esa obra, por eso estoy feliz de volver a montarla.

-¿Qué te gusta de esa obra que además consideres que enganchará al público?

-Es una comedia implacable, llena de pasión, crueldad, humor y desparpajo, es sumamente provocadora, y te aseguro que no hay un solo espectador que al verla no salga de alguna manera transformado. Nadie sale ileso en esta obra de Berkoff porque, además, ese otro 'hombre-teatro' que es Orlando Arocha, quien versionó la obra y la dirige, no lo permitiría. Para eso es el teatro, y aquí cito nuevamente a Helen: "de otra forma no me apetece".

Fuente: Blanca Santos R.

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